Reflexión ética y educativa sobre el uso responsable de la tecnología
La brecha digital de género se expresa en tres niveles: acceso, uso y aprovechamiento de las TIC; esto impacta la participación, la visibilidad y la autonomía de mujeres y diversidades en el ciberespacio.
La arquitectura de la red y los algoritmos pueden reproducir estereotipos y reforzar jerarquías de género, lo que exige auditorías de sesgo y políticas de neutralidad y transparencia.
La desigualdad afecta la voz pública de mujeres y personas LGBTQ+ mediante invisibilización, sobrerrepresentación de violencia y menor seguridad percibida al participar en debates, con impacto en ciudadanía digital y liderazgo comunitario.
La violencia digital —incluye ciberacoso, difusión no consentida de íntimos, acecho— crece aceleradamente; en México se estima que más de 10 millones de mujeres la han sufrido.
La tipificación y sanción de violencia mediática y digital avanza en congresos locales, con multas y prisión, fortaleciendo la protección de mujeres y adolescentes.
Las agresiones digitales provocan ansiedad, depresión, aislamiento y retraimiento de espacios educativos y laborales. Campañas públicas y marcos legales (p. ej., iniciativas apoyadas por ONU Mujeres) buscan prevención, denuncia y reparación.
El ciberacoso es conducta repetida para humillar o intimidar mediante redes, mensajería, juegos o móviles; incluye difundir mentiras, imágenes vergonzosas y amenazas.
En México, el MOCIBA 2023 estimó que una de cada cinco personas usuarias de internet fue víctima de ciberacoso, con mayor afectación en mujeres de 20–29 años.
El uso de IA para crear material íntimo falso evidencia vacíos legales y retos probatorios; especialistas en derecho informático señalan la urgencia de actualizar marcos normativos y capacidades forenses.
Dos de cada diez menores en México han sido víctimas de ciberacoso, lo que exige protección de datos, educación en privacidad y respuesta interinstitucional.
A nivel global, se estima que una proporción significativa de embarazos es no deseada, con causas que incluyen falta de educación sexual integral, barreras de acceso y violencia sexual.
Las consecuencias abarcan abandono escolar, limitación de proyectos de vida y riesgos de salud, especialmente cuando existen barreras para atención segura y oportuna.
El enfoque es preventivo y de apoyo, evitando estigmas y promoviendo entornos seguros.
La prevención de enfermedades transmisibles en salud sexual incluye educación, prácticas de sexo seguro, reducción de riesgos y acceso a servicios de tamizaje y atención oportuna.
En adolescentes, la carga de ITS es alta; aproximadamente una fracción considerable puede adquirir una ITS antes de terminar la secundaria, lo que subraya la importancia de educación y acceso temprano a servicios.
Los espacios digitales deben incorporar mensajes de consentimiento, privacidad y autocuidado; las plataformas y escuelas pueden integrar módulos interactivos, recordatorios de chequeos y rutas de apoyo confidencial conforme a normativas locales.
Recursos para sensibilizar sobre respeto, privacidad y diversidad en entornos digitales, promoviendo consentimiento, identidad y seguridad.
Para respetar y ejercer derechos sexuales en línea: consentimiento, privacidad, inclusión, prevención y educación continua.
Estos compromisos fortalecen una cultura digital basada en respeto, empatía y justicia social.